Este blog forma parte del proyecto narrativo "Cuéntalo Todo", bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia de Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Muy, muy lejano


Un enorme arco, color amarillo, anunciaba la bienvenida a San Juan, Teotihuacán. De repente me di cuenta, que aunque quisiera regresar a mi casa, no podría hacerlo sola. Ese lugar era muy lejano.

Entramos al estacionamiento, y dejamos el coche en un lugar que parecía muy seguro. Caminamos hacia la avenida y comenzó el ring, ring de un celular.

—¿Quién es, amor? —preguntó Miriam.

Es mi primo, dice que ya compró los boletos. Nos está esperando en la entrada del jaripeo —respondió Mario.

Nos dirigimos hacia la feria y entre tanto polvo, pudimos llegar al enorme terreno. No puedo olvidar esa imagen. Parecía como salido de una revista de modelos. No era amor a primera vista, pero si encanto a primera vista. Sorprendentemente nos dirigíamos hacia él. Una sonrisa de fascinación invadía mi rostro. ¿Por qué una chamarra de piel en color hueso, una camisa color uva abotonada a medio pecho  y un pantalón negro entallado, me provocaban tantas sensaciones?

Hola. Se tardaron mucho dijo él.

Pues es que está muy lejos, pero ya estamos aquí dijo Iván.

Se saludaron muy efusivamente. Tenían mucho tiempo de no verse. El último saludo fue para mí.

Hola.

Hola respondí tímidamente.

Ella es mi prima intervino Miriam.

Y ¿por qué no me habías dicho que tenías una prima? preguntó él.

¡Miriam! ¿Por qué no le habías dicho? contesté yo.

Mucho gusto. Soy Adrián. ¿Cómo te llamas?

Me fue inevitable reír. Las coincidencias comenzaban.

Mi nombre es Adriana respondí.

—¡No! ¿De verdad? ¿Te estás burlando de mí?  —preguntó muy sonriente.

—¡Claro que no! Así se llama. Y déjala en paz, no empieces de golfo comentó Iván.

Basta de tanta platica. Ya hay que entrar sugirió Mario.

Nos formamos y tuvimos que pasar por un filtro de seguridad. Había mucha gente y todos en una sola voz coreando: Ahora te llamaras gloria, lo tienes bien merecido. No puedo olvidar lo que escuche de esa canción.

Logramos asentarnos en un buen lugar. Desde ahí la vista hacia el escenario era muy buena. Dos six de cervezas y un Buchanan's formaron parte de nuestro entretenimiento.

—¿Quieres bailar? —me preguntó Adrián.

—No sé bailar —respondí.

—Es muy fácil, además es música romántica y solo se trata de mantenerse abrazados y dar vueltas.

—Ok. La idea me gusta. Bailemos.

Todo iba perfectamente, hasta que comenzó a sonar mi celular. Me la estaba pasando muy bien que no me di cuenta de la hora. Ya era casi la 1:45 am. No podía terminar la noche en ese momento. Tenía que idear un plan para hacer de ese momento algo más duradero.

 

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